sábado, 26 de junio de 2010

AQUEL SUEÑO

Hace algunos años, en el 2005, tuve un sueño cuya imagen se quedaría grabada en mi cerebro para siempre.

Recuerdo que, sumergida en él, me invadía una sensación extraña, mezcla de libertad, incertidumbre, pérdida y melancolía.

Era una playa-desierto, inmensa, con dunas cada vez más grandes a medida que te adentrabas en tierra alejándote del mar.

Era una noche cerrada, sin luna, en la que un grupo de personas caminábamos descalzas en hilera por la arena, alejándonos de la orilla, cargando con nuestras cosas al hombro.

Yo lo sentía como un éxodo. Pero quería hacerlo.

La atmósfera era absolutamente cautivadora.

Una oscuridad vencida por la incandescencia de planetas que brillaban suspendidos a baja altura sobre el mar, en medio de un infinito horizonte nocturno y misterioso.

La arena en contacto con mis pies era seda que resbalaba entre mis dedos y yo, no cesaba de mirar hacia atrás para ver el espectáculo que tras de mí levitaba en el cielo.

Lloraba mientras andaba. La belleza de lo que mis ojos contemplaban y la tristeza de alejarme me desbordaban.

Planetas gigantescos, tan cercanos, sobre el océano en tinieblas. Esa luz…

De pronto fui consciente de que uno de ellos dejaba de brillar. Permanecía junto a los otros dos, pero sin luz, como si ésta se hubiera apagado, como si la energía de su interior hubiera muerto.

Era una visión asombrosa e hipnótica. Mágica.
Un paisaje fascinante y desconcertante.
Pero fue entonces cuando me asaltó un sentimiento de turbación y abatimiento.

Me afectó mucho ese sueño. Estaba conmovida. Lo percibía como una imagen muy fuerte.

El subconsciente es capaz de crear imágenes impactantes e impresionantes.
Me había dejado tocada.

Le conté a todo el mundo mi sueño. No lo podía evitar, tenía que contarlo. Había en él un poso de “algo” que me impulsaba a describirlo.

Pues nada, no pude quitármelo de la mente durante días. (Yo misma pensaba de mí que qué pesadita).

Llegó un punto en el que llegué a tener la necesidad de plasmarlo, como fuera, para que la gente lo viera, para que constara. Era un sentimiento extraño que podía más que yo. (A veces pienso que si estaré algo pirada).

Y un día, como una poseída, cogí un folio y ceras y empecé a dibujar. Para mí era imposible estampar lo que vi, sólo alcancé a expresar la idea, pero me bastaba. Me quedé tan a gusto.



Mira, mira, ésto es más o menos lo que soñé –les dije apasionada a todos-.

Y desde entonces, ese folio no se ha separado de mí, ha estado colgado siempre en la pared de mi dormitorio.

...

Hoy he dormido a golpes. (Llevo días en los que no duermo apenas, tengo la cabeza saturada de cosas).

A las 8h, he abierto los ojos y desde la cama he mirado mi habitación (lo que hacemos todos cuando nos quedamos un ratito más bajo las sábanas mientras la mente rumia pensamientos) y la vista, en su recorrido arbitrario, ha llegado hasta el dibujo.

Ha sido en ese momento cuando de pronto, he comprendido todo. Y se me ha llenado la almohada de lágrimas.

Hoy, 5 años más tarde, ya sé quien era ese planeta que iba a permanecer suspendido entre nosotros pero sin vida interior.

Aurevoire

9 comentarios:

Anónimo dijo...

y quien es?????

Isadora dijo...

Es mi madre.

el chulo dijo...

me acabas de poner los pelos como escarpias .

Atalanta dijo...

Isa, eres especial y eso es una suerte. Aprovéchalo.

Furacán dijo...

... no sé que comentar...
Atalanta tiene razón, eres especial

un beso.

Isadora dijo...

- Diego, es algo que no puedo explicar por qué me ocurrió, pero que ahora comprendo.
Los tres planetas eran mi familia (mi padre, mi madre y mi hermana) y yo me iba a ir a vivir sola año y medio después.
Cuando me fui, es justo cuando la enfermedad de mi madre comenzó a dar señales.
Ahora ya está muy avanzada. Es alzheimer.

Descubrir por fin lo que significaba ese sueño por un lado me ha hecho sentirme bien, puesto que efectivamente tenía un significado muy importante para mi y mi familia, pero por otro me hace estar triste.

- Abel, Alfredo... soy una persona normal, como todos.
Imagino que ésto es producto de que el cerebro y el subconsciente son icebergs que no abarcamos y de que también hay algo más que es difícil de explicar (no sé, energía, o... a saber. Yo tampoco lo puedo explicar).

Mildolores dijo...

Me has dejado sin palabras. El sueño, como lo describes, la obsesión con las imagenes soñadas... Y tu comentario anterior.
..."suspendido entre nosotros, pero sin vida interior"...
Lo dicho: Sin palabras.

Mejor me callo y te mando un beso fuerte.

MAE dijo...

Simplemente no digo nada ¡¡pasada de persona eres!!!

Cuánto de bonito desprendes, si los de arriba se han quedado sin palabras ¡¡imagínate yo!!, tardaré en asimilar tan bello sueño.

Un besazo enorme.

Nacho Cembellín dijo...

Solo puedo decir: lo siento mucho.

Mis palabras si pudieran darte consuele, este sería efímero. La vida nos pone a prueba para que a la vez ésta esté llena... lo malo es que no siempre es agradable y a veces demasiado duro.

Un abrazo cálido y enorme para ti y los tuyos. De corazón.

Estampas de lugares

Si se atiende a los detalles, todos los lugares tienen su belleza.