viernes, 12 de noviembre de 2010

Os voy a contar el cuento de Las aspas y El viento.


Ahí están, un día y otro. Desde lejos se las divisa, grandes y extendidas. Ellas sólo necesitan que el viento las alcance y juntos, como enamorados, juegan formando remolinos en el aire.
Cuando él no llega, las aspas esperan casi inmóviles y en silencio a su amado.
A veces él se presenta suave y ligero, las acaricia, revolotea entre ellas y su amor es como un susurro.
Otras veces ruge fieramente como un león y las envuelve en un turbulento abrazo que les hace enloquecer.
Las aspas siempre están situadas en el mejor lugar, en un alto, donde su amado viento pueda encontrarlas.
Quizá a su alrededor todo sea árido y el terreno en el que reposan yermo.
                              



Pero arriba, cuando él viene, giran y se llenan de vida.




Ya veis, la mayor parte de las veces ni nos fijamos, pero así es el amor entre ellos.

Orvuá

Estampas de lugares

Si se atiende a los detalles, todos los lugares tienen su belleza.